Si tuviera que utilizar una sola palabra para describir mi erasmus, desde luego no sería "afortunada". ¿Por qué? ¿Alguien puede explicarme por qué en la madrugada del día (viernes, 7 de diciembre) en que he decidido ir a pesar la caja que voy a enviar a España tiene que nevar? ¿Por qué, si ya se me da mal (muy mal) caminar por cualquier cosa que no sea suelo seco, tengo que llevar hasta correos y de vuelta a casa una caja que pesa 11 kilos por un suelo resbaladizo hasta más no poder? Por suerte, no he llegado a tocar el suelo con otra cosa que no sea la suela de las zapatillas. Aaaay, qué dura es la vida.
Desde la universidad (DLA): Se me había olvidado aniadir que a la vuelta estaba chispeando.
Al menos Drea estará contenta, después de llevar más de una semana deseando que nieve. Y ya era hora, porque antes de la nevadita de hoy (una nimiedad si no llevas una caja en brazos) ya había hecho el amago otras dos veces como mínimo; es decir, de las que yo me haya enterado.
DLA: Las montanias se veian nevadas!
El miércoles fui a casa de unas amigas noruegas y allí, con otras 7 personas, estuvimos cocinando galletas de gengibre y luego decorándolas. ¡Fue fabuloso! Estoy planteándome introducir una nueva tradición en España, porque salvo un chico francés que dijo que eso en Francia no se hacía, en los países allí representados (Suiza, Austria, Suecia, Alemania y Noruega) sí lo hacen. Lo único malo es que había demasiada (cuando digo demasiada no digo un poquito de más, sino un muchito de más) masa y si no llegamos a tener 150 galletas no tuvimos ninguna. Al final muchas galletas se quedaron sin decorar. La austriaca hizo una casita en tres dimensiones y todo. De fondo teníamos villancicos y habían puesto velitas por todo el salón ¡qué ambiente tan navideño!
Cuando salíamos, la misma chica austriaca dijo que esa noche no hacía tanto frío. ¡JA! El Canal estaba helado, literalmente. O por lo menos la superficie. Intenté hacer una foto con el móvil, pero la luz era escasa y la cámara integrada deja mucho que desear.
DLA: Voy a volver a casa con la tensión por los cielos. Entre susto y susto, y los tres tés diarios que suelen caer para entrar en calor...
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